Punta Caribana Casa Hotel es un encantador alojamiento familiar con más de diez años de historia. Nació de una casa grande donde, en tiempos de fiestas tradicionales, los visitantes solían pedir alojamiento. Con el paso del tiempo, sus propietarios transformaron su hogar en un hotel que conserva ese espíritu cálido y cercano. Su arquitectura está inspirada en la bioclimática, con pasamanos que evocan las molas indígenas Tule Kuna y una fachada decorada con un mural en relieve que representa esta tradición. En su entrada destaca una escultura de cemento donde un hombre afro toca el tambor y una mujer indígena recoge agua, símbolo de la diversidad cultural del territorio. Los corredores exhiben obras de artistas locales y su zona verde invita al descanso bajo la sombra de un árbol de mango de más de 25 años, hogar de pajaritos e iguanas. Es un espacio tranquilo, fresco y lleno de detalles que reflejan la identidad de Necoclí. Cuenta con 11 habitaciones, el servicio es cálido y personalizado; sus anfitriones hacen que cada visitante se sienta parte de la familia. Un hotel creado y pensado para las familias que buscan crear instantes memorables cerca del mar, también es buen refugio para las parejas y ha demostrado ser un lugar muy cómodo y agradable para quienes emprenden viajes en solitario, ya que encuentran un espacio seguro para aprender e interactuar con personas locales. con acomodación para una persona, parejas o grupos; y diferentes zonas comunes rodeadas de árboles y bellos jardines.

Precio desde: $155000.00 COP

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Justo antes de llegar al Hospital San Sebastián de Urabá, en el casco urbano de Necoclí, se encuentra La Primavera, un barrio que ha decidido reinventarse a través del arte. Allí, la Corporación Solo Arte, viene desarrollando una iniciativa cultural y comunitaria: Primaveras de Colores.
Hace más de una década, en el corregimiento de El Totumo (Necoclí), comenzó a germinar una transformación profunda: la Corporación Cultural Totumo Encantado se propuso sembrar arte en medio del territorio, y desde entonces, su cosecha ha sido una comunidad más viva, más conectada y resiliente.
En la vereda La Marimonda, a unos 40 minutos del casco urbano de Necoclí, la naturaleza y la comunidad se han unido para dar vida a una experiencia de turismo comunitario que enamora. Entre bosques frondosos y la ciénaga más grande de la región, los visitantes pueden vivir el privilegio de avistar cinco especies de primates, observar aves migratorias y compartir con la gente que protege este territorio. Un proyecto que no solo abre las puertas a los turistas, sino que fortalece la economía local y fomenta la conservación de los ecosistemas.
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